“Comencé a pintar cuando mis hijos fueron mayores. Ya con los hijos criados, mi hija Esther me aconsejó apuntarme a un curso de pintura. Así lo hice. Tuve como profesora a Paloma Núñez, licenciada en Bellas Artes, que fue la que me fue enseñando las distintas técnicas”
Juli se siente realizada con toda la creación de la que ha sido capaz, sin abandonar la modestia y sencillez con la que adorna su personalidad.
“La pintura me ha cambiado la vida, me se sentido realizada haciendo lo que hacía y he experimentado una profunda alegría mientras pintaba cada cuadro. He pintado mucho: paisajes, bodegones, escenas de campo, casas de pueblos, retratos, flores… Y con todas y cada una de las creaciones he disfrutado. Sin olvidarme del constante apoyo de mi marido, que fue mi primer fan y fiel seguidor de todo lo que hacía”.